**Reinaldo Quijada, UPP89**
«Y acá les pido, pero no solamente por el pueblo venezolano, por la oposición, por la democracia, por el propio legado de Hugo Chávez , que se publiquen las actas. Esto es lo que tenemos que pedir, para que todos puedan escrutar…_ ”.
Estas fueron palabras de Cristina Fernández de Kirchner, pronunciadas el pasado 03 de agosto, en un acto público. Expresión que, en boca de una persona tan cercana a Chávez, buscan significar, o de qué otra manera pudiese entenderse, que Chávez tenía respeto hacia sí mismo y respeto hacia la voluntad popular. O, lo que también pudiésemos expresar, como respeto hacia la trascendencia histórica de su rol como político.
La frase de Cristina omite la palabra “respeto”, la da por sobreentendida, bien pudiera haber dicho por respeto al propio legado de Chávez . ¿Alguien en el alto gobierno, el presidente Maduro, el vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello o algún otro, pueden asumir estas palabras? Se requiere grandeza de alma para hacerlo.
El presidente Chávez habría aceptado la derrota en las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024 . Y habría empezado la reconstrucción del partido o hubiese creado uno nuevo. Y fundamento lo que afirmo cuando traigo a la memoria la posición de Chávez con relación al evento del Referéndum Constitucional del 2007.
Recordemos que fue una iniciativa del propio presidente Chávez que planteaba modificar 69 artículos de la CRBV de 1999, entre los cuales estaba la propuesta de conformar a Venezuela como estado socialista. Fue derrotada muy escasamente. El bloque A de artículos, sometidos a la consulta popular, perdió por, tan sólo, 116.868 votos (una diferencia porcentual del NO por encima del SI de apenas 1,31%) y el bloque B por 233.696 votos (una diferencia porcentual de apenas 2,02%). Y Chávez, de manera inmediata, con gallardía y dignidad, reconoció los resultados de una propuesta que, por lo demás, era de su propia creación y muy anhelada por él.
El secretario general de la OEA, José Manuel Insulza, con quién Chávez tenía fuertes controversias, alabó su digna actitud, señaló que en Venezuela “ hay una democracia que funciona_” y agregó: “espero que esto sea un ejemplo para partidarios y adversarios…que todos se guíen por lo que hizo Chávez”. Otros expresaron el mismo reconocimiento a la posición honesta.
En líneas generales, los gobiernos de América Latina, tanto los de izquierda como los de derecha, no han sido capaces de alcanzar el desarrollo económico, conjuntamente con la democracia, con independencia de los poderes públicos, y la justicia social. Sigue siendo nuestro gran desafío. Las actitudes dogmáticas, de lado y lado, propias de la ignorancia política y la ceguera ideológica, en nada contribuyen a su realización.
Lo que es un hecho incontestable es que la Revolución Bolivariana, que tantas expectativas generó en el mundo, fracasó estrepitosamente. No queda nada, lo que hay es otra cosa. Quien esto escribe, considera que Chávez tuvo la intención de transformar el país y generar bienestar, le faltó capacidad y firmeza, y, muy solitario, tuvo un acompañamiento – los autoproclamados “hijos de Chávez” – de escasa solidez ética y que, carentes de auténtica lealtad, lo aplaudían sin contradecirlo.
Démosle la vuelta a la rueda de la historia y dejemos atrás este presente ominoso. Esto perdió todo sentido.
