Fue 3-6, pero Liverpool pudo haber perfectamente infligido cuatro o cinco goles más a un Tottenham Hotspur en la lona y al que ni las lesiones sirven como excusa para un partido tétrico ante, a priori, uno de sus rivales en esta Premier League.
A priori, porque está claro que Liverpool juega en otra liga. Que es el mejor equipo del continente y del mundo y que solo un descalabro en la segunda vuelta podría provocar que se les escapase la segunda Premier en tres décadas.
En estos momentos, los ‘Reds’ no solo tienen a un equipo más que hecho, también tienen en sus filas al mejor jugador del mundo, un Mohamed Salah que marcó dos y dio uno, que es el primer jugador en la historia de la Premier en llegar a navidad con al menos diez goles y diez asistencias y que ya es el cuarto máximo anotador de la historia del Liverpool.
Con sus 229 tantos superó a Billy Liddell y solo tiene por delante a Gordon Hodgson (241), Roger Hunt (285) e Ian Rush (346).