Unos ciento cincuenta niños del barrio Monseñor de Unda se encuentran en condición de hacinamiento, ya que se mantienen recibiendo clases en la casa comuna, que ha funcionado como escuela por más de veinte años.

Rufo Andrades, habitante del barrio Monseñor de Unda, afirmó que hace más de catorce años se encuentran paralizados los trabajos de construcción de la escuela y no ha sido posible la culminación de la obra.
«Hemos hecho varias diligencias ante la gobernación del estado y no hemos tenido respuesta al respecto. Mientras tanto nuestra población estudiantil cada día se ve limitada de espacio para recibir adecuadamente sus clases», dijo.

Andrades hace un llamado al gobernador, Primitivo Cedeño, para que tenga conocimiento de esta necesidad y «por favor atienda e invierta los recursos del estado en las verdaderas necesidades del pueblo».
Hilario Bastidas, luchador social del sector antes mencionado, aseveró que el centro presta un servicio deficiente porque tampoco está culminado.
Bastidas recordó que el asfaltado del barrio no está consolidado, por lo que solicita que se tome en cuenta al barrio Monseñor de Unda «en las 50.000 toneladas de asfalto que fueron aprobadas para el estado Portuguesa» recientemente.
Periodista: Rogelio Montilla (CNP 26.090)